viernes, 16 de marzo de 2018

NICOLAS MAQUIAVELO, EL FIN JUSTIFICA LOS MEDIOS

1469-1527



Diplomático italiano al servicio de Lorenzo el Magnífico, Maquiavelo conoció desde dentro las cortes europeas de la época y el papado, lo que le permitió una singular visión de la realidad política.
Su obra más importante, "El Príncipe", está escrita en forma de consejos a un hipotético estadista en torno al arte de gobernar.
En forma fría, desapasionada, desprovista de cualquier connotación moral, con elevadas dosis de cinismo, Maquiavelo desveló los mecanismos del poder e impartió recomendaciones.
A muchos, en su época, les pareció que esta obra era un monumento al cinismo y calificaron a su autor de inmoral.
Sin embargo, por primera vez se resaltó la autonomía de lo político. El objetivo de Maquiavelo era describir las cualidades que debía tener y la forma en que debería comportarse para retener el poder.
Para Maquiavelo, los principados, los reinos ( es decir, el poder ) pueden conquistarse por tres medios: las armas, la intriga y la ayuda del pueblo.
Una vez en el poder, el Príncipe debe usar la violencia para deshacerse de los enemigos sin ninguna clase de escrúpulos ( si es usurpador deberá matar a toda la familia de la dinastía legítima ) para vencer conspiraciones palaciegas, para hacer frente a invasiones extranjeras o para apaciguar revueltas de sus súbditos.

                     "Cuando se le hace daño a otro es menester hacérselo de tal manera

                                              que le sea imposible vengarse"

Maquiavelo afirma que en ciertos momentos las crueldades son necesarias, aunque no debe usarlas de forma permanente, sólo en momentos de crisis, de debilitamiento del Estado o de peligro.
En circunstancias normales, es preferible que el Príncipe gobierne con el beneplácito de sus súbditos dictando buenas leyes, aunque

"Si detrás de unas buenas leyes no hay unas buenas armas, las primeras serán inútiles"

El Príncipe deberá cuidar su imagen. Ante el pueblo debe ser bondadoso, enérgico e inteligente. Que el Príncipe posea esas cualidades o no, poca importa, lo importante es que el pueblo lo crea así. También deberá rodearse de una aureola de victorias de guerras ( reales o ficticias ), pues el pueblo glorifica a los reyes victoriosos. 

                                            "Más vale ser temido que amado"

La legitimación del poder es eminentemente laica, no vendrá dada por consideraciones religiosas, éticas o basada en los principios del derecho natural: es simplemente el poder por el poder.

"Cuando llega la noche, vuelvo a casa y entro en mi estudio. En el umbral me despojo de mis ropas sucias, sudorosas, de día de trabajo, me pongo las túnicas de la corte y del palacio, y en este vestido más grave entro en las antiguas cortes de los antiguos y soy recibido por ellos, y allí pruebo la comida que es sólo mía, y para la cual nací. Y allí me atrevo a hablarles y preguntarles los motivos de sus acciones y ellos, en su humanidad, me responden. Y por el espacio de cuatro horas me olvido del mundo, no recuerdo ninguna vejación, no temo más la pobreza, no tiemblo más ante la muerte: yo paso efectivamente a su mundo".

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